A NUESTROS QUERIDOS PROFESORES.
A la edad de ocho años tuve la fortuna de poder visitar a mi hermana profesora rural en la localidad de Las Astas, un lugar cordillerano de la Octava Región que se encuentra a once kilómetros de Trupán. La única forma de llegar a dicha escuelita era a caballo o a pie, los once kilómetros que la separa del lugar más próximo. Al llegar al lugar me encontré con una escuelita de dos salas y sin ninguna casa alrededor. Consultada mi hermana de donde venían los alumnos si no había casas, me contestó que esperara al día siguiente, y lo que ocurrió fue algo maravilloso, desde los cerros empezaron a bajar niños a caballo para ir a estudiar, trayendo en sus ojos toda la esperanza de un futuro mejor. Esa escuelita unidocente estaba formada de tres personas, mi hermana, su marido, profesor y director y una manipuladora de alimentos. Así este lugar me mostraba todo su esplendor y el amor por la educación, naciendo en este momento mi respeto y admiración por la educación.
De alguna manera u otra siempre he estado conectado con la actividad docente, de ayudante de la cátedra de derecho civil en la universidad, profesor de Tributaria en el Cele y actualmente en la parte administrativa de nuestro colegio. Por eso se y conozco el esfuerzo y dedicación de nuestros docentes quienes no obstante encontrase inmersos en nuestro actual sistema educativo, con sueldo que no reflejan el esfuerzo desplegado, pero que, de igual manera entregan lo mejor de sí para sus queridos alumnos, ya sea entregando conocimientos y sabios consejos; preparando clases, llevando pruebas para ser revisadas en sus casas, o quedarse tiempo extra para perfeccionar o practicar alguna actividad después de su jornada.
Desde el año 1977, el día 16 de octubre de cada año se celebra el Día del Profesor en Chile, fecha que coincide con el día de la creación del Colegio de Profesores de Chile en el año 1974, que es una efeméride que conmemora la labor de los profesores de la educación básica y media.
Por esta razón y muchas más, quiero en esta oportunidad hacer llegar a cada uno de los profesores de nuestro colegio, un fraternal saludo, y el deseo permanente de lucidez intelectual y equilibrio interior para llevar con éxito la noble labor de educar, y que la esperanza ilumine el horizonte de su vida profesional que les permita formar a buenas personas para que en el futuro tengamos un mundo mejor.
¡Muchas felicidades en su día queridos profesores!
Eduardo Avilés Aedo
Representante Legal CELF